25 de enero de 2010

NUNCA PENSÉ QUE FUESE A SER HANNIBAL LECTER…Y SÍ, LO ERA

He vuelto, queridas amigas. Después de una larga estancia en algunos de los mejores psiquiátricos y centros de electroshock de Villaboyuyos de Arriba, ya me siento con fuerzas para continuar.

Ahora, que me he aburrido muchísimo. Todo el día que si descarga por aquí, que si palillitos en los ojos por allá… un auténtico muermo. Así que intenté pasar el tiempo lo mejor posible; pero no, no había nadie cerca para echar un casquete.

Y pensando pensando, me acordé de la mejor época de mi vida, los años que pasé con mi novio psicópata. Porque no me negareis que una de las cosas más “in” que puede haber en esta sociedad es tener a alguien cercano al que se le vaya la pinza de vez en cuando. No, no hablo de alguien que insulte, pinche teléfonos o mire con cara de estreñimiento crónico a cualquiera que se acerque a su churri, sino a un psicópata de verdad. Un maníaco asesino y esquizofrénico que no aparente serlo, y que te ayude a convertirte en la protagonista de todas las conversaciones con vecinas y amigos variados.

En mi caso, no me di cuenta de que mi novio era un psicópata hasta bien entrados los años. Cierto es que de vez en cuando le daba el baile del Sambito, y que alguna que otra vez lanzó algún que otro saco desde el coche en marcha, pero nunca quise darle importancia. Además, me encantaba estar con él; aún recuerdo esas danzas alrededor del fuego con gallinas decapitadas colgando de nuestras bocas, esas tardes en el parque arrancando las alitas de los gorriones, esas noches de luna llena introduciendo patitas de carnero recién cortadas en las camas de nuestras familias… qué tiempos.

Ni siquiera la primera vez que me apuñaló el riñón izquierdo me pareció algo digno de mencionar; todos podemos tener un mal resbalón. Al día siguiente me dijo que me cortaría en pedacitos, y no me pareció mal; aunque no me venía nada bien morirme en ese momento, la idea de ser descuartizada en el Diario de Patricia me parecía de lo más atractiva.

Sin embargo, queridas amigas, todo lo bueno llega a su fin. Un día, mientras le guardaba la motosierra, un papelito cayó del estuche. Cuando me acerqué para verlo no pude creer lo que leía: ¡era un carnet del PP! ¡Y ahí teníais que verle, con su foto con el pelo engominado y la raya en la oreja, con la camisa rosa y el jersey de pico! ¡Con la sonrisa perfecta e impoluta!

Os podéis imaginar el susto que me llevé; fui a comisaría inmediatamente, donde le impusieron una orden de alejamiento de por vida, hice las maletas y me fui lo más lejos que pude, (es decir, a Móstoles) donde comencé mi nueva vida. He de agradecer gran parte de mi éxito al médico que lleva la diabetes de Belén Esteban, quien ha sido un gran apoyo para mí.

He de reconocer que aún vivo con el miedo de que me reconozca, de que venga a por mí, de encontrármelo repartiendo panfletos de las manifestaciones pro-familia. Nunca me perdonaré por haber sido tan ingenua y no haberme dado cuenta de la doble vida que estaba llevando. Lo único que sé es que la próxima vez que meta a un psicópata en mi vida, procuraré que lo sea sólo hasta cierto punto.

3 comentarios:

MacLamala dijo...

JAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJAJA ME MEO CON LO DE LA GALLINA!!! JAJAJAJAJAJAJAJ

JonBenetRamsey dijo...

ay dios deshviada!!! cómo se te va!

debes abandonar boyuyos de la sangría y volver a la city

Ladesh Viada dijo...

CUATRO DÍAS, QUERIDOS, CUATRO DÍAS...