Tras su “recuperación”, nuestro alijo de drogas favorito ha sido hospitalizado, de nuevo. Según fuentes cercanas a los JAPIS, Amy tomó trescientas pastillas de diferentes colores condimentadas con vodka para que pasaran mejor. Todo esto, junto con el traje a rayas que llevaba esa noche, produjo un efecto no buscado por la artista.
La chunga de Londres, mientras se pintaba unas pecas con rotulador, llegó con sus nuevas boobies al hospital exigiendo una bandeja de plata para calmar sus nervios. Los médicos la informaron de que no se encontraba en casa de su camello y que el tubo del lavado de estómago era lo único que se iba a meter en esas instalaciones.
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JAJAJAJAJA
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