Ella, después de haberse teñido el pelo en su gira unas mil quinientas veces, de follarse a todos sus bailarines y de ir al súper enfarlopada, ha decidido hacer un Gimme More 2.
Dover. ¡Mis favoritos! No porque les tenga ningún aprecio en especial ni a ellos ni a su música, sino porque ningún grupo evidencia de manera tan clara la incongruencia y el oportunismo como ellos. Su disco “Follow the city lights” (título inspirador donde los haya, seamos justos), bien podría llevar colgado el subtítulo o la advertencia: “Cómo pasar de heavys a electro-poperos en sólo 10 tracks”. Estos sí que mandaron a tomar por culo la ideología, el estilismo y todo lo demás, tanto que la gente que pasó su adolescencia en botellones a ritmo de “Serenade” debió de flipar literalmente cuando vieron a la Llanos disfrazada de Madonna en modo Super King Size. El choque fue brutal, reconozcámoslo, pero personalmente a los japis nos conquistó su nueva tendencia: nunca es tarde para dejar entrar los neones en tu vida.
Enrique Bunbury. Lo dicho de los anteriores podría también aplicarse a este cantante, anteriormente líder del grupo de heavy-rock más conocido en nuestro país y de la noche a la mañana abanderado del pelo corto, las gafas de sol y los movimientos cuasi pastilleros en lo alto de un podio en un escenario futurista a ritmo de la inclasificable “Salomé”. No contento con ello, después decidió mimetizarse con Andrés Calamaro y ahora vive en el que parece su último y definitivo cambio radical, aunque con gentuza así nunca se sabe.
Enrique Iglesias. El cantante melódico por antonomasia, que si bien siempre ha respetado y ha sido coherente con su aspecto (y lo que no es el aspecto) de niñato pijo insoportable, ha sabido evolucionar estos últimos años desde la experiencia religiosa hasta el temazo que viene a continuación grabado a dúo con Ciara (la que no es Paola). Bien, Enrique, sólo por esto te aprobamos.
Katy Perry. La gran decepción. Después de un divertido primer single que nos hizo pensar que esta completa desconocida se encumbraría como la nueva salvadora del pop (puesto que le pertenece a Lady Gaga por mérito propio), nos vino con reminiscencias absurdas a lo Lily Allen totalmente innecesarias a estas alturas y con un tufillo imperdonable a cantautora canadiense que sólo quiere ofrecer conciertos en locales minúsculos para públicos minoritarios. Pues hala, Katy, a disfrutar de las dos personas que te van a comprar tu siguiente disco, si es que te lo produce alguien.
Rosa de OT. Lo de esta ex cetácea mujer es un caso digno, más que de estudio, de ayuda psicológica, porque sus continuos cambios de peso musicales y vaivenes de un estilo a otro hacen obvia, no una evolución acorde con las distintas etapas en la música y la moda, sino un absoluto desconcierto sobre dónde ubicar a este personaje en el panorama musical. Y la opción ha sido sencilla: en el sitio más loser posible. ¿Que la intentamos acercar a las marujas con un disco de boleros? Loser. ¿Que hemos visto que por ahí no va la cosa y ahora la grabamos un disco de soul? Loser. ¿Que tampoco ha funcionado y entonces lo que hacemos es tratar de convertirla en una diva gay con canciones disco? Más loser todavía. La actual solución (momentánea): volver a acercarla a las marujas con un disco de canciones escritas por Perales. A ver qué es lo próximo cuando este disco también fracase (que fracasará). ¿Le pedirán a Lordi que la escriba sus nuevos temas?
Y a vosotros, amados fans, ¿se os ocurren más ejemplos?
Los japi hemos decidido cantar
De alijo de ketamina.
De Zira en El Planeta de los Simios / Gizmo.
De saco de boxeo.
De Elton John saliendo de su boda.
De pez globo.
De Critter.
De Alien, el octavo pasajero. Babas incluídas.
Hola, mi nombre es Angelina Jolie, todos me conoceréis. Nací en un lugar que a nadie interesa, soy hija de un borracho asqueroso llamado John Voight y mi mayor logro en la vida ha sido ninguno.
Soy una actriz de tres al cuarto que se hizo famosa por interpretar a una loca mal teñida. Intenté comenzar mi carrera haciendo películas porno, pero fui rechazada. Por eso decidí convertirme en una muñeca hinchable. Tetas, dos. Chorizos en los labios, también dos.
Una vez hechos los arreglos, me contrataron para hacer de prostituta aventurera, mi gran ilusión. Por prostituta, no por aventurera. Me hice muy famosa, me casé con un señor muy mayor con 3 cepas de SIDA llamado, Billy Bob (muy del far-west). Nos hicimos drogadictos. La heroína me volvía loca, nos pegábamos, me tatué su nombre una noche de juerga y finalmente me separé de él porque eché el guante a Brad Pitt. Se enamoró de mí y nos casamos a las tres horas. Mis mamadas son el rasgo que más le gusta. El secreto es la succión, queridas amigas.
Por mi carácter psicópata he obligado a Brad a engordar 300 kilos. Me gustan así, estropeados y rastrojos.
Hace poco hice una película con el viejuno del Eastwood (clean is good para los amigos), en la que interpreto a una sifilítica que no recuerda que ha enviado a su hijo a un campamento de verano, se vuelve loca y secuestra a otro para que le haga trabajos manuales. Volvemos a la succión.
Tras una vida muy compleja he decidido volverme un poco anoréxica, ser muy mística y comprar niños de países lejanos y exóticos, ponerles ropajes chic, crestas y nombres de productos químicos, ¡es lo más! Soy tan maja. El año que viene otro par.
Namasté.
Y recordad, la lefa es un gran nutriente.
Y como mejor ejemplo de ese no parar de vibrantes acontecimientos y emociones desbordadas, debería dejarlo aquí y remitiros directamente al minuto 4:07 del vídeo, pero no me quiero ir sin expresar mi profunda y quizá inexplicable simpatía por esta doble de Pastora Soler que, remarco, ni está fingiendo ni está actuando ni está siendo en absoluto injusta, tan sólo reacciona muy coherentemente en respuesta, no tanto despechada sino perfectamente lógica, al comportamiento menos elegante y más ruin que se ha podido ver en reality alguno: el protagonizado por un simio que ya ha dejado de caerme bien (Arturo) y una mosquita muerta (Carolina) que, como todos sabemos, son siempre las peores y a la que, como bien dice Indhira, se la ve mejor desde el otro lado de la pantalla.
Hoy es vuestro día de suerte, ¡sí! Os traigo una recomendación de las mías. Probablemente no os guste (como la vez pasada), en cuyo caso desearía alguna amenaza de muerte, los numeritos son muy fríos.
Podría haber insultado a algún casposo o a la hija de la gran puta del tanga de leopardo del post anterior, pero como hoy toca odio a la humanidad y no puedo decantarme por nadie en especial, me contengo y dedico el post a este grupo maravilloso.
Son de Brooklyn. Ella, Mónica Rodríguez. Él, Stephen Yonkin. Algo mamarrachos en cuanto a imagen se refiere, pero hacen una música muy elegante. Pop con toques de electro que en ocasiones recuerdan a Moloko y Hooverphonic, desde mi humilde (¿?) opinión. Su primer disco se llama Sounds of Machines.
Son una buena elección para un día lluvioso como hoy, en el que no puedes salir a la calle y descuartizar moralmente a los individuos que transitan las vías públicas.
Machine
Between Bullets
La cara del juez sexagenario (y seguro que negro, como en todas las sitcoms y películas de autor) debió de estar entre la estupefacción y el descojone. Con todo, algunas de sus puntualizaciones no dejan de ser inquietantes... Uno o más de sus invitados = pasos indefinidos por el parqué. Hacen ejercicio repetidamente = en un espasmódico trance. Música amplificada de decibilios altos = cánticos satánicos de madrugada. ¡Vibraciones a través de los RADIADORES! Para un especial de "Cuarto Milenio", darling. Me habría encantado ser la taquígrafa del juzgado. O Carmen Porter."Madonna y uno o más de sus invitados bailan y hacen ejercicio repetidamente al ritmo de una música amplificada y de decibelios increíblemente altos, lo que causa ruido y vibraciones que se dejan sentir a través de los muros, los techos y los radiadores".
Mientras en España tenemos que soportar que las emisoras de radio nos martiricen impulsen al suicidio una y otra vez con mendigos como Fito, Macaco o Melendi (las iniciales de cuyas canciones seguramente forman el acrónimo: “Arrancadme las cuerdas vocales sin anestesia, por favor”), o con los últimos y novedosos mega hits como “La chica de ayer” o “20 de abril del 90”, en el país de Malia y Sasha Obama ya disfrutan del nuevo single de nuestra diosa.
Su voz entra sin concesiones previas, sin alargar la espera a través de una intro musical apoteósica. Sólo quince segundos de breves acordes cuya reiteración nos puede recordar al inicio de Money Honey y ahí la tenemos, comenzando una primera estrofa muy a lo Poker Face pero que enseguida toma una dirección más melódica. A la par autorreferente (¡que nos gusta!) y directa, Lady Ga Ga sabe que a estas alturas no necesita presentaciones, no precisa de prólogos, alarmas ni anuncios de comeback al estilo Womanizer. Nada de esto la hace ninguna falta, por eso la canción se conduce suelta y a un ritmo perfecto después de los primeros “ra, ra, oh, la, la”, con un puente muy armónico que rompe hasta cierto punto los golpes vocales anteriores y da paso a un estribillo quizá no tan potente como sus anteriores hits pero cuya fuerza radica en el arranque casi dramático de los oooooh-oooooh.
Por encima de la espectacularidad y extravagancia de su vestuario, de la creatividad que derrocha en vídeos y apariciones y de excentricidades varias, esta chica nos demuestra a todos aquellos que confiamos en aquel primer single de “The Fame”, ya no sólo que no va a pasar a la historia como la one-hit-wonder que muchos quisieron ver en ella desde un principio, sino también la absoluta brillantez de su trabajo a todos los niveles y, más aún, la total necesidad de su presencia en el panorama del pop actual, del cual apostamos se va a convertir en única heredera de una casta de artistas responsables del entretenimiento y la mejor música del momento, le pese a quien le pese y Madonna mediante o no para pasarle cualquier testigo.
Amigas, amigos, enemigos, manfloritas, heterosexuales, fans, detractores, japis todos, THIS IS FOR GOD AND FOR THE GAYS:
El road-reality de la televisión nos dejó ayer momentos dignos de mención.
Como hemos podido ver en semanas anteriores, la puta pareja urbanita es asquerosa a más no poder. Impertinentes, maleducados y feos, sobre todo feos. Esa cerda que hace tres años que no come y por eso tiene esa personalidad. Ese Carles que por culpa de su encefalograma plano no puede terminar una frase sin una risa de bobo.
Mi odio hacia ellos se supera semana a semana.
Para colmo, ayer nos enseñaron la pelea entre Alazne; una niña loca, que grita para todo y que pensamos que es por su síndrome de abstinencia, y la puta catalana.
Lo que más me gustó de ese momento fue cómo la madre de la loca, Meritxell, mujer consumidita por el poder vampírico de su hija, se metía en la discusión diciendo: “No se merecen que les contestes”. Para muestra un botón.
Cuando pensábamos que todo había terminado, la pareja gay se clasificó, los urbanitas (por mis cojones) se comieron gusanos de culo (lo que ellos son), las dos depresivas se fueron del programa, vimos al poli guarro desnudándose mientras el buenorro no enseñaba nada, Alazne se cagaba en todos los chinos y su madre se arrastraba por un poco de energía; el programa nos hizo un adelanto de la semana que viene.
Estamos deseando saber cómo acaba. Yo rezo para que la anoréxica-comealpiste se quede sin dientes, porque es ella quien da una hostia a la pobre niña mientras el puto novio se come un moco.
Madame Sarna, 4 you.
